Es fácil abandonar los sueños y las promesas. A veces lo hacemos porque no estamos mirando al lugar correcto; otras porque nos desesperamos al no obtener pronta respuesta y dejamos de insistir, dejamos de orar. Pero el Señor dice: ‘Dichoso el que no tropieza a causa mía’. Así que aunque no entiendas a Dios, aunque no comprendas Sus razones ni Sus tiempos… no tropieces, no pongas un punto donde Dios pone una coma y no pongas una coma donde Él pone un punto. Aprende a orar la Biblia, haz tuya Su Palabra y el Espíritu Santo avivará promesas en ti. Ve a la cima del monte, levanta la vista hacia las estrellas y no dejes de orar…¡hasta que llueva!
Dante Gebel – Hasta que llueva