El origen de la enfermedad – Ottoniel Rios Paredes
En el paraiso de Adan y Eva no habian enfermedades porque ahi todo era perfecto, sin embargo cuando ellos pecaron y cayeron, fueron expulsados de dicho paraiso y la tierra fue maldecida, además no se les permitio comer del arbol de la vida, por lo que tenian que morir.
Luego en el nuevo testamento vemos que Jesús vino a sanar a los enfermos, pero surge la interrogante si ¿sanaria a todos?, si no los sano a todos, ¿Por qué surgen las enfermedades?
Hoy en día se habla de las enfermedades psicosomaticas, enfermedades cuyo origen se encuentra en aspectos espirituales o emocionales de la persona, vemos entonces una conexión entre pecado y enfermedad.
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La Enfermedad y la Sanidad en la Biblia: Un Mensaje de Esperanza y Fe
La enfermedad es una realidad que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Ya sea física, emocional o espiritual, la enfermedad puede ser una carga pesada. Sin embargo, la Biblia nos ofrece una perspectiva profunda y esperanzadora sobre este tema, mostrándonos que Dios no es ajeno a nuestro sufrimiento y que la sanidad es una manifestación de Su amor y poder.
1. El Origen de la Enfermedad
La Biblia enseña que la enfermedad entró en el mundo como consecuencia del pecado (Génesis 3). Sin embargo, no todas las enfermedades son el resultado directo del pecado personal. En Juan 9:1-3, Jesús aclara esto cuando sus discípulos le preguntan si un hombre ciego de nacimiento había pecado o sus padres. Jesús respondió: «No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él». Esto nos muestra que, en algunos casos, la enfermedad puede ser una oportunidad para que la gloria de Dios se revele.
2. Jesús y la Sanidad
Jesús demostró un profundo interés por los enfermos durante su ministerio en la tierra. Los evangelios están llenos de relatos en los que Jesús sanó a personas de diversas dolencias: ciegos, paralíticos, leprosos y aquellos atormentados por enfermedades incurables. En Mateo 4:23, se nos dice que Jesús «recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo». Estas sanidades no solo eran actos de compasión, sino también señales del Reino de Dios y de Su poder sobre el pecado y el sufrimiento.
Uno de los versículos más reconfortantes sobre la sanidad se encuentra en Mateo 8:17, donde se cita a Isaías: «Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias». Esto nos muestra que, a través de Su sacrificio en la cruz, Jesús no solo llevó nuestros pecados, sino también nuestras enfermedades.
3. La Sanidad como Parte del Plan de Dios
La sanidad es un tema central en la Biblia, y Dios se revela como nuestro sanador. En Éxodo 15:26, Dios se presenta a Sí mismo como «Jehová tu sanador». Además, en Santiago 5:14-15, se nos instruye a orar por los enfermos: «¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará». Este pasaje nos recuerda que la sanidad es un acto de fe y que Dios responde a las oraciones de Su pueblo.
4. La Sanidad en el Contexto de la Voluntad de Dios
Aunque la Biblia promete sanidad, también nos enseña que la voluntad de Dios es soberana. En algunos casos, como en la vida del apóstol Pablo, Dios no removió una aflicción física, pero le dio gracia suficiente para soportarla. En 2 Corintios 12:7-9, Pablo habla de un «aguijón en la carne» y cómo Dios le dijo: «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Esto nos muestra que, a veces, Dios permite la enfermedad para que Su poder y gracia se manifiesten en nuestras vidas de maneras más profundas.
5. La Sanidad Final en Cristo
La Biblia también nos habla de una sanidad completa y eterna que experimentaremos en la presencia de Dios. En Apocalipsis 21:4, se nos promete: «Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron». Esta es la esperanza final para todos los creyentes: un día, en la eternidad, no habrá más enfermedad ni sufrimiento.
Conclusión
La Biblia nos enseña que la enfermedad es una realidad en este mundo caído, pero también nos muestra que Dios es nuestro sanador y que la sanidad es parte de Su naturaleza y Su plan. Ya sea que experimentemos sanidad en esta vida o esperemos la sanidad completa en la eternidad, podemos confiar en que Dios está con nosotros en medio de nuestro dolor. Como dice Salmo 34:18: «Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón, y salva a los contritos de espíritu». En cada situación, Él es nuestro refugio y nuestra esperanza.