Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el EspÃritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Asà que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servÃais a los que por naturaleza no son dioses;
mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?
Galatas 4: 6-9
