A ti extiendo mis manos; mi alma te anhela como la tierra sedienta. (Selah)
Respóndeme pronto, oh SEÑOR, porque mi espíritu desfallece; no escondas de mí tu rostro, para que no llegue yo a ser como los que descienden a la sepultura.
Por la mañana hazme oír tu misericordia, porque en ti confío; enséñame el camino por el que debo andar, pues a ti elevo mi alma.
Líbrame de mis enemigos, oh SEÑOR; en ti me refugio.
Salmo 143:6-9.