Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua.
Así te contemplaba en el santuario, para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva, en tu nombre alzaré mis manos.
Salmo 63:1-4.