Tú has cambiado mi lamento en danza;
has desatado mi cilicio
y me has ceñido de alegría;
para que mi alma te cante alabanzas
y no esté callada.
Oh SEÑOR, Dios mío, te alabaré por siempre.
Salmos 30:11-12.
Tú has cambiado mi lamento en danza;
has desatado mi cilicio
y me has ceñido de alegría;
para que mi alma te cante alabanzas
y no esté callada.
Oh SEÑOR, Dios mío, te alabaré por siempre.
Salmos 30:11-12.