Puertas abiertas a los demonios – Andrés Corson



Puertas abiertas a los demonios – Andrés Corson

Si lo permitimos, los demonios pueden influenciarnos, oprimirnos, obsesionarnos y controlarnos. Por eso el Señor dice que no debemos dar lugar al diablo (Efesios 4:27).
Los demonios salieron de nuestra vida cuando recibimos a Jesús como Señor y Salvador, pero otros se agarraron de un derecho que les dio permiso de quedarse. Al no ser echados fuera, nos influencian, atormentan, obsesionan o controlan.
Por eso necesitamos saber qué les da derecho de quedarse y qué puertas abiertas permiten que ellos entren.

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Puertas abiertas
1. Ocultismo:
En todos nosotros hay un deseo de tener contacto con el mundo espiritual. Dios puso ese deseo en nosotros para que lo busquemos a Él, pero el enemigo ha aprovechado eso para desviar nuestro corazón hacia lo oculto: idolatría, brujería, hechicería, nueva era, meditación trascendental, consultar a los muertos, adivinación.
2. Sangre derramada de gente inocente:
Hemos aprendido que los que han abortado tienen manifestaciones demoníacas muy fuertes, la razón es que el aborto le abre la puerta a los espíritus de violencia, de muerte, de condenación y de culpabilidad.
Si el derramamiento de sangre le da lugar al diablo, es posible que Satanás esté logrando acceso a nuestra vida por medio de las películas y juegos violentos.
3. Traumas:
Heridas emocionales causadas por los pecados de otros: rechazo, abandono, abusos físicos, verbales y sexuales, burlas, traición (el divorcio y las infidelidades), temores, humillaciones, vergüenzas públicas, discriminación, matoneo, derechos violados.
Si esas heridas no son sanadas se convierten en amargura, resentimiento, mentiras o fortalezas mentales en contra de Dios, de otros y de nosotros. Esto le abre la puerta a los demonios de rechazo, inseguridad, depresión, baja autoestima, soledad, auto-conmiseración, odio, alcoholismo, drogadicción, suicidio, temor, burla, lujuria, violencia o demonios que pueden llevarnos a hacerles a otros lo que nos hicieron a nosotros.
4. Pecados:
De nada sirve echar fuera a los demonios si seguimos pecando. El pecado es la “zanahoria” que sigue atrayendo a los demonios.
5. Votos internos:
Los demonios se agarran de nuestras palabras negativas de enfermedad, de odio, de tristeza, de muerte, de nuestras groserías y de nuestros juicios.
6. Los espíritus religiosos
Cuando una persona recibe a Jesús, muchos demonios se van de manera inmediata, pero otros, por no ser echados fuera, se vuelven espíritus religiosos.



Luis Bravo Santisteban

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