Bendice, alma mía, al SEÑOR, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Sal 103:2 Bendice, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Sal 103:3 El es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades;
Sal 103:4 el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión;
Sal 103:5 el que colma de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila.
Salmo 103 – Marcos Witt y Vicente Montaño