Venciendo la depresión con el gozo del Señor – Natalia Nieto
Tristeza y melancolía son dos sentimientos normales que Dios puso en nuestro corazón, pero cuando se prolongan son una señal de peligro porque pueden causar depresión.
Algunos síntomas de depresión: Tristeza profunda, Ataques de rabia, Pérdida de interés en las actividades, Dificultad para concentrarse, Trastorno del sueño, Ideas suicidas, Dolores de estómago o de cabeza.
La depresión se genera por causas internas y externas. Las internas tienen que ver con desórdenes hormonales que pueden ser heredados, para tratarlos es necesario ir al médico.
Las causas externas pueden ser: no cerrar ciclos, abandono, enfermedades críticas que causaron aislamiento, entre otras.
En la Biblia podemos ver a varias personas que pasaron por momentos de crisis, uno de ellos es Habacuc.
¿Cómo Habacuc salió de la crisis?
Habacuc 3: 17-19 dice: “Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales, con todo, yo me alegraré en Jehová, me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová, el Señor, es mi fortaleza; él me da pies como de ciervas y me hace caminar por las alturas».
¿Qué hizo Habacuc?
1. Creyó: él creía que su vida era importante para Dios.
2. Le contó a Dios cómo se sentía: debemos creer que Dios siempre va a escuchar. Después de abrir su corazón Dios le respondió a Habacuc.
3. Escribió las promesas de Dios: Habacuc 2:2-3 dice: “Jehová me respondió y dijo: «Escribe la visión, grábala en tablas, para que pueda leerse de corrido. Aunque la visión tarda en cumplirse, se cumplirá a su tiempo, no fallará. Aunque tarde, espérala, porque sin duda vendrá, no tardará»”.
En momentos de crisis necesitamos plasmar lo que Dios dice porque eso es lo que nos dará esperanza.
4. Se quejó y después sí oró: Dios nos da el espacio para expresar nuestra queja pero esa queja debe tener un límite porque la queja no es una oración.
Cuando oramos sin queja, logramos caminar en las alturas y descubrimos que el gozo viene de Dios.