Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decÃan: ¡Amén! ¡Aleluya! Y salió del trono una voz que decÃa: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, asà pequeños como grandes. Y oà como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decÃa: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Apocalipsis 19:3-6.
