Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Asà clama por ti, oh Dios, el alma mÃa. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de dÃa y de noche, Mientras me dicen todos los dÃas: ¿Dónde está tu Dios? Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mÃ; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegrÃa y de alabanza del pueblo en fiesta. ¿Por qué te abates, oh alma mÃa, Y te turbas dentro de mÃ? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mÃa y Dios mÃo. Salmo 42:1-5
