Dante Gebel – Bailando en el Titanic
Si sientes que las ventanas de los cielos no se han abierto sobre ti, tal vez las circunstancias adversas en tu vida sean consecuencia de una mala decisión que tomaste.
Cuando obedeces a Dios, Él siempre provee lo que exige, de lo contrario, tú corres con los gastos. Si al igual que Jonás hoy sigues sentado bajo un árbol seco haciendo berrinche, juzgando a la gente rota y enojado por la escandalosa gracia de Dios, terminarás pagando tu boleto de regreso a Nínive.

Hoy debes aprender a escuchar y seguir Su voz, para liberarte de las algas enredadas en tus cabellos y celebrar a las almas que se acercan al Señor en los tiempos de tormenta, aun cuando la orquesta siga tocando en el Titanic.
Jon 1:7 Y cada uno dijo a su compañero: Venid, echemos suertes para saber por causa de quién nos ha venido esta calamidad. Y echaron suertes, y cayó la suerte sobre Jonás.
Jon 1:8 Entonces le dijeron: Decláranos ahora por causa de quién nos ha venido esta calamidad. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?
Jon 1:9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo al SEÑOR Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra.
Jon 1:10 Los hombres se atemorizaron en gran manera y le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho? Porque ellos sabían que él huía de la presencia del SEÑOR, por lo que él les había declarado.
Jon 1:11 Entonces le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se calme en torno nuestro? Pues el mar se embravecía más y más.
Jon 1:12 Y él les dijo: Tomadme y lanzadme al mar, y el mar se calmará en torno vuestro, pues yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros.
Jon 1:13 Los hombres se pusieron a remar con afán para volver a tierra firme, pero no pudieron, porque el mar seguía embraveciéndose contra ellos.
Jon 1:14 Entonces invocaron al SEÑOR, y dijeron: Te rogamos, oh SEÑOR, no permitas que perezcamos ahora por causa de la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros sangre inocente; porque tú, SEÑOR, has hecho como te ha placido.
Jon 1:15 Tomaron, pues, a Jonás y lo lanzaron al mar; y el mar cesó en su furia.