Dante Gebel – Hasta el último hombre
¿Sientes que tus temores y culpas no te dan tregua? ¿Que tus seres queridos han sido alejados de ti? ¿Que la oscuridad es tu amiga más cercana? El Señor sabe lo que es estar herido; es la Iglesia quien a veces lo ignora y por eso duele tanto. ¡Somos el único ejército que abandona y remata a sus heridos! Pero debemos recordar que las heridas de la vida son una placa de honor, porque muestran que no nos rendimos.

Capitalicemos nuestras heridas para internarnos en territorio hostil a buscar a los soldados heridos en combate, cargarlos sobre nuestros hombros y traerlos de regreso a casa. Es tiempo de ser vasos de misericordia y de volver a ser un ejército que se conozca principalmente por la manera en que nos amamos unos a los otros.
AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu. Romanos 8:1
¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?
Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: Somos estimados como ovejas de matadero.
Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amo. Romanos 8:31-37.