Heme aquí, envíalo a él – Dante Gebel
El uso constante de las redes sociales ha transformado el dolor de las personas en “causas virales” que se abandonan sin remordimiento, tras un rápido ‘me gusta’ on un ‘compartir’.
Cada día nos volvemos más insensibles y nuestra capacidad de compasión y el amor por los perdidos disminuyen, aun cuando decimos sentir una carga por lo que aflije a nuestros hermanos.
Si no amas realmente al prójimo, siempre delegarás la tarea de ayudarlos y dirás: “Heme aquí, envíalo a él”. Sin embargo, la compasión verdadera exige acción y sacrificio.
Durante su caminar por esta tierra, Jesús sirvió a los demás, olvidándose de sí mismo. Si amas a alguien lo suficiente, ayudar no es un deber; no es algo que tienes que hacer, sino algo que quieres hacer. Recuerda que Dios no recompensa lo que decimos, sino lo que hacemos por cada uno de Sus hijos.
Isa 6:6 Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado del altar con las tenazas;
Isa 6:7 y con él tocó mi boca, y dijo: He aquí, esto ha tocado tus labios, y es quitada tu iniquidad y perdonado tu pecado.
Isa 6:8 Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí.
Isa 6:9 Y El dijo: Ve, y di a este pueblo: «Escuchad bien, pero no entendáis; mirad bien, pero no comprendáis.»