Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi cilicio y me has ceñido de alegría;
para que mi alma te cante alabanzas y no esté callada. Oh SEÑOR, Dios mío, te alabaré por siempre.
Salmo 30:11-12.
< width="425" height="272" https://www.youtube.com/watch?v=pOVjlrz3aNg