Dante Gebel – La lluvia no cae como antes
Las desilusiones en la vida son inevitables y cuando no reconocemos esta realidad, tendemos a verlas como un desastre y con frecuencia culpamos a Dios, enfrentándolo con preguntas que encarnan nuestra desilusión. Pero Dios no está obligado a cumplir todos nuestros sueños terrenales.
Es fácil tener fe cuando todo va bien, pero es en las crisis cuando tenemos que decidir si seguimos al Señor o nos alejamos de Él. Recordemos las palabras de Pablo: ‘el sufrimiento produce perseverancia, entereza de carácter y esperanza. Y esta esperanza nunca nos defrauda’.
Stg 1:2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
Stg 1:3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Stg 1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
1Pe 4:12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,
1Pe 4:13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.
Tenemos que llevar nuestras desilusiones a la cruz y pedir a Cristo que nos perdone por lo que hemos hecho o dejado de hacer.