Donald Trump vuelve a hacer historia al sumarse a la Marcha Pro Vida
Hasta ayer, ningún presidente de Estados Unidos, por muy fuertes que fueran sus convicciones religiosas, había participado en la marcha por la vida que cada año recorre Washington desde la decisión del Tribunal Supremo de 1973 de reconocer el derecho al aborto.
Pero este año Donald Trump no ha querido limitarse a apoyarlos moralmente, ni a enviarles a su vicepresidente –Mike Pence, un cristiano evangélico– o a intervenir por videoconferencia como hizo en el 2018. “Es un profundo honor ser el primer presidente en asistir a la marcha por la vida ”, proclamó Trump en la explanada del Mall nacional de Washington ante miles de activistas llegados desde todos los rincones del país.
«Es un gran honor ser el primer presidente de la historia en asistir a la Marcha por la Vida», dijo el presidente.
“Los niños no nacidos nunca han tenido un defensor mayor en la Casa Blanca”, afirmo Trump.
“Defender el derecho de cada niño, nacido y no nacido, a realizar su potencial divino”. “Juntos somos la voz de los que no tienen voz”, añadió, diciendo que “servir a las mujeres” significa ofrecer “vivienda, educación, trabajo y atención médica”.
Trump celebró el «gran éxito» de la convocatoria, a la que asistieron decenas de miles de personas, muchas de ellas jóvenes: «Los jóvenes son el corazón de la Marcha por la Vida, y es su generación la que está convirtiendo a Estados Unidos en la nación profamilia y provida», dijo el presidente.
“Cuando vemos la imagen de un bebé en el útero, vislumbramos la majestad de la creación de Dios. Cuando tenemos a un recién nacido en nuestros brazos, sabemos el amor sin fin que cada niño trae a una familia. Cuando vemos crecer a un niño, vemos el esplendor que irradia cada alma humana. Una vida cambia el mundo”.
El discurso de Trump fue interrumpido en multitud de ocasiones por los aplausos del público, algunas veces entre gritos de «¡Cuatro años más!», mostrando el apoyo de muchos manifestantes a la reelección del actual presidente.