Juan Carlos Alvarado Cristo Vive.
Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. TenÃa en su diestra siete estrellas; de su boca salÃa una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caà como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mÃ, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquà que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Apocalipsis 1:14-18.