El rey David expreso en el salmo 51: Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Muchas veces queremos hacer grandes sacrificios o grandes obras para agradar a Dios, cuando lo que el demanda de nosotros son cosas pequeñas pero muy significativas para El. En este bello canto de Maranatha Music, basado en Miqueas 6:8, el profeta dice: Me ha mostrado el Señor, lo que es bueno y lo que pide el de mi.
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